miércoles, 4 de febrero de 2009

Zafarrancho en el Rancho Pancho: Eurostars Madrid Towers

El pasado fin de semana mi pareja PuagNation quiso invitarme a pasar una noche en este flamante hotel. Para conocerlo y tal. En resumidas cuentas estuvo bien, muy modernito (=minimalista), muy alto (=corrientes de aire en el ascensor que flipas), spa de paso (=cutre, como todos los spas hoteleros y que para más inri tienes que pagar para "disfrutarlo") y aspirante a ser uno de los hoteles más pijisyupis de la capital (=petao en periodo de ofertas).

Pero, eso sí, si algo que lo caracteriza y lo hace diferente a los demás hoteles ya aposentados en Madrid, es la falta de coordinación y desbordamiento que sufre estos días. ¿Motivos? pueden ser varios, su reciente inauguración, la publicidad desmesurada, FITUR (creo que ésta se lleva la palma)... Vamos, que fue un poco caos. Un caos divertido, no obstante.

El desayuno se llevó el Goya al mejor corto de ficción. Por lo visto suelen despacharse en la planta 30, la más alta del hotel -que no la del edificio- pero como tenían overbooking, nos llevaron a la -2 (sí, sí, menos dos), vamos, que un poco más y me tomo el colacao con Bautista. Aquello era una gran sala lúdicofestiva destinada a grandes banquetes de bodas/bautizos/comuniones/etc... con una gran mesa en medio donde se ubicaba el bufet. Muy variado, eso sí, pero de calidad ínfima.

Para empezar nos colocaron en mesas redondas que tenías que compartir, si te dejaban sus mercedes, con otras seis personas porque claro, aquello ya estaba llenito de gente. Y creeme, recién levantada lo que menos me apetece es que un individuo desconocido me vea la cara de sueño que tengo todavía. Fuimos a por la comida y... tachán! ¿cuál es nuestra siguiente sorpresa? no hay platos! Primera cola que esperamos. Eso sirvió como pistoletazo de salida, porque en cuanto el camarero, muy eficiente eso sí, los colocó, BOOOM! sólo se veían manos y codazos para hacerse con uno. Incluso la gente se los llevaba de tres en tres!

Los aspirantes a pijos, que hacían juego con el hotel, tenían problemas para leer ciertos carteles que, al parecer, no habían visto en su vida: morta... mortale... mortade... ¿mortadela? Uy no, no, yo al jamón que es de pata negra (que rima con mortadela pero no es lo mismo). Otra cola más que hacías si te apetecía jamón "pata negra". Eso sí volaba ¿eh? Mucho pijo, mucho pijo, pero hay que ver cómo se avalanzaban sobre el ibérico elemento. Como bien comentó PN, deberían poner un turnomatik para estos casos.

Resumiendo, el hotel bien, el servicio bien, el bufet MAL. Me llevé un sabor agridulce al ver el espectáculo de ciertas personas matando por un trozo de jamón "gratis". Las mismas personas que luego te miran por encima del hombro cuando observan que no llevas el conjunto de Chanel de la temporada.

Dejo sólo una foto de las vistas que hay desde la planta 14. Os doy el privilegio de descubrir el resto del hotel por vosotros mismos. Y no os quejéis, que encima estaba nevado.